La Doctrina Secreta Tomo III by Helena Petrovna Blavatsky

La Doctrina Secreta Tomo III by Helena Petrovna Blavatsky

autor:Helena Petrovna Blavatsky [Blavatsky, Helena Petrovna]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Espiritualidad, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 1887-12-31T16:00:00+00:00


Esto muestra de qué modo fue interpretado por los kabalistas cristianos el incidente de los Hijos de Dios, casándose con las Hijas de los Hombres comunicándoles los Secretos Divinos del Cielo, según se dice alegóricamente por Enoch y en el sexto capítulo del Génesis. Todo este período puede considerarse como el período pre-humano, el del Hombre Divino. O como ahora lo interpreta la plástica Teología Protestante, el período Pre-Adámico. Pero hasta el mismo Génesis principia su verdadera historia (cap. VI) por los gigantes de «aquellos días» y por los «hijos de Dios» casándose y enseñando a sus esposas, las «hijas de los hombres».

Este período es el que se describe en los Purânas; y relacionándose, como se relaciona, con días que se pierden en las edades arcaicas, y por tanto prehistóricas, ¿cómo puede ningún antropólogo estar seguro de si la humanidad de aquella época era o no lo que hoy? Todo el personal de los Brâhmanas y Purânas —los Rishis, Prajâpatis, Manus, sus esposas y progenie pertenecen a ese período prehumano. Todos ellos son la Semilla de la Humanidad, por decirlo así. Alrededor de estos «Hijos de Dios», los hijos astrales «nacidos de la mente» de Brahmâ, han crecido y se han desarrollado nuestras constituciones físicas, y se han convertido en lo que hoy son. Pues las historias Puránicas de todos estos hombres son las de nuestras Mónadas, en sus diversas e innumerables encarnaciones sobre esta y otras Esferas, sucesos percibidos por el «Ojo de Shiva» de los antiguos Videntes— el «Tercer Ojo» de nuestras Estancias— y descritos alegóricamente. Más tarde fueron desfigurados con fines sectarios; mutilados, pero quedando aún, sin embargo, un fundamento considerable de verdad. La filosofía de tales alegorías no es menos profunda por estar tan densamente velada por la exuberancia de la fantasía.

Pero con la Cuarta Raza llegamos al período puramente humano. Los que hasta entonces habían sido Seres semidivinos, aprisionados por sí mismos en cuerpos que solo eran humanos en apariencia, cambiaron fisiológicamente y tomaron para sí esposas que eran completamente humanas y hermosas de contemplar, pero en las cuales habían encarnado Seres inferiores, más materiales. Estos Seres de formas femeninas —Lilith es su prototipo en las tradiciones judías— se llaman en los relatos esotéricos Khado (Dâkini, en sánscrito). Leyendas alegóricas llaman a la principal de estas Liliths, Sangye Khado (Buddha Dâkinî, en sánscrito); a todas se les atribuye el arte de «andar por el aire», y una «grandísima bondad hacia los mortales»; pero sin mente alguna, solo instinto animal[663].

c) Éste es el principio de un culto, el cual estaba condenado a degenerar, edades después, en falicismo y culto sexual. Principió por el culto del cuerpo humano —ese «milagro de milagros», como lo llama un autor inglés— y terminó por el de sus sexos respectivos. Los que tal culto rendían, eran gigantes de estatura; pero no gigantes en conocimientos y sabiduría, aunque ésta venía a ellos más fácilmente que a los hombres de nuestros tiempos modernos. Su ciencia era innata en ellos. Los Lemuro-Atlantes no tenían



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